En la palestra de desconocidos busco a su lado el calor, disimulando mojarle el oído, le beso el cuello y le dijo: me gustas tanto, me gustas tanto que no se por donde voy.
Me le acerqué suspicaz y le tendí un anzuelo 'vamos a fumar un porro ahí, me gusta verte reír, me gustan tanto tu coqueteo. Tengo una idea no me hables de ti y mucho menos de tu pasado, algo en tus labios color carmín sugiere que vayamos al grano'
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